El efecto Sarkozy llega a España
La decisión del Gobierno de Nicolas Sarkozy de expulsar de Francia a gitanos rumanos que viven en asentamientos ilegales ha colocado el fenómeno de la inmigración, una vez más, en primer plano.
«Tenemos miedo», aseguraron los vecinos a Marie Thérese Sánchez Schmid, que comprobó en el terreno la situación.
BARCELONA- La decisión del Gobierno de Nicolas Sarkozy de expulsar de Francia a gitanos rumanos que viven en asentamientos ilegales ha colocado el fenómeno de la inmigración, una vez más, en primer plano. Ayer, los focos se trasladaron a Badalona –la tercera ciudad más poblada de Cataluña– y, en concreto, al barrio de La Salut, adonde la eurodiputada de la UMP –el partido de Sarkozy– Marie Thérese Sánchez Schmid quiso acudir en compañía de una comitiva del PP de Cataluña encabezada por su presidenta, Alicia Sánchez-Camacho, para conocer de primera mano «el problema» en otros países.
Las numerosas quejas que ambas pudieron escuchar durante los 45 minutos que se pasearon por las calles de La Salut –donde se concentra el 20,7 por ciento de los extranjeros de Badalona– fueron suficientes para comprobar que la inmigración no sólo es una oportunidad y un desafío –tópicos recurrentes del buenismo con el que a menudo se aborda la extranjería–, sino también una fuente de conflictos. Por la inseguridad que generan los que delinquen y por la suciedad del barrio que provocan sus hábitos, según denunciaron varios vecinos.
De hecho, una encuesta del Ayuntamiento de Badalona dada a conocer el pasado mes de junio –después de ser ocultada durante un año– desveló que un 46,8 por ciento de sus ciudadanos considera perjudicial la presencia de extranjeros, frente a un 18,9 por ciento que aplaude sus efectos en la sociedad.
La presencia de la correligionaria de Sarkozy, de los dirigentes del PP (además de Sánchez-Camacho, estuvieron el líder municipal de Badalona, Xavier García Albiol, y el eurodiputado Santiago Fisas) y de los numerosos periodistas que siguieron su recorrido levantó en Badalona un enorme revuelo. Muchos vecinos saltaron al paso de la comitiva y hubo quien incluso mostró una denuncia contra unos rumanos por empadronarse en su piso de forma ilegal. Otros optaron por manifestar sus quejas por los delitos con los que acostumbran a convivir y muchos, muchísimos, protestaron por la porquería que embrutece las calles del barrio. Incluso hubo ciudadanos que aseguraron que «aquí lo que hace falta es un Sarkozy», mientras denunciaban que el Ayuntamiento envió en la víspera una brigada de limpieza para acondicionar las avenidas antes de la llegada de la comitiva política.
«Miedo» en Badalona
El problema, sin duda, está en la calle. La eurodiputada Marie Thérese Sánchez Schmid constató que muchos vecinos de Badalona viven con «miedo» y, aunque admitió que la expulsión de gitanos rumanos no es la «solución ideal», apostó por abordar el asunto en vez de mirar hacia otro lado como si no existiera el problema, tal y como, a su juicio, hacen los socialistas europeos.
En una línea parecida se expresó Sánchez-Camacho, decidida a convertir la inmigración en una prioridad de la precampaña catalana. La presidenta del PP de Cataluña abogó por aumentar la vigilancia en las fronteras y los aeropuertos con el objetivo de que haya «una inmigración legal y ordenada, con contrato de trabajo y que venga a contribuir». «Hay que evitar el efecto llamada», sentenció.
Tanto Sánchez Schmid como Sánchez-Camacho se mostraron partidarias de no tener que llegar a medidas como el desmantelamiento de campamentos ilegales de gitanos, pero, en todo caso, criticaron a los que se niegan a gestionar el fenómeno. El PP catalán editó recientemente un folleto en el que aboga por priorizar la inmigración de origen hispano y por integrar a los extranjeros mediante derechos y también deberes.
La decisión del PP de visitar el barrio de La Salut de Badalona junto a una eurodiputada del partido de Sarkozy levantó las críticas de la izquierda catalana. El PSC acusó a los populares de fomentar «la política del miedo» e ICV tachó a Sánchez-Camacho de «aprendiz de Le Pen».
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